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....Y vió que el hombre de la llanura era, ante la vida, indómito y sufridor, indolente e infatigable; en la lucha, impulsivo y astuto; ante el superior, indisciplinado y leal; con el amigo, receloso y abnegado; con la mujer voluptuoso y áspero; consigo mismo, sensual y sobrio. en sus conversaciones, malicioso e ingenuo, incrédulo y supersticioso; en todo caso alegre y melancólico, positivista y fantaseador. Humilde a pié y soberbio a caballo. Todo a la vez y sin estorbarse, como están los defectos y virtudes en las almas nuevas" Don Rómulo Gallegos

30 de julio de 2011

El Guitarrero de Quirpa

Iniciamos una nueva etiqueta hoy en Vivencias Llaneras del Abuelo. Es una etiqueta muy especial, con información totalmente inédita, sobre historias del llano viejo de Camaguán. 
La información llegó a nosotros en forma de manuscrito amarillento por los años, escrito con una caligrafía clara y nítida, por  Don Julio García Díaz, el famoso "Ño Aguedo" de los dias del Semanario Fantoches. Son historias que le contaron sus abuelos y por ende un testimonio muy valioso sobre el llano viejo. Son 34 folios de historias, que le fueron entregadas al poeta Fleitas Beroes y que son base de algunas de las leyendas mas famosas del llano. No adelantaremos más. Por los momentos, transcribiremos testimonios sobre el "Guitarrero de Quirpa".

Cuenta Ño Aguedo:
"Cuando yo contaba 10 años de edad, conocí en la Unión de Barinas a "Ña Clara Blanco", viejecita  de 93 años de edad; nació, creció y vivió la mayor parte de su vida en el Barrio "La Lagunita" de Camaguán; allí casó con Juan Rafael Zárate, famoso cuatrista y tocador de cuatro del célebre arpista José Antonio Quirpa.
Aquella trágica noche que cayó a traición, abatido a machetazos, el sin par mago del arpa, Juan Rafael Zárate, herido de un terrible machetazo en una pierna, fue recogido por unas piadosas vecinas y después de varios días, ya convaleciente, envolvió su cuatro en un gran pañuelo de madrás y se fué a su casa en  Camaguán. Nunca mas volvió a pulsar ese cuatro en los bailes públicos ni a acompañar otro arpista; únicamente lo pulsaba en sus horas de recuerdos (no se entiende bien esta palabra) añorando con lágrimas en los ojos los días felices que acompañaba al gran arpista en su creación de 14 arpegios y que solo José Cupertino Ríos Viña alcanzó a ejecutar  12 arpegios; nunca otro arpista llegó mas alto en la ejecución de un "Quirpa". Yo conocí la casa de Juan Rafael Zárate, vivía en ella Antonio Zárate, su hijo mayor, una larga y ancha casa techada con hojas de palma, las paredes eran trozos de palmas montadas unas sobre otras, dejando un espacio como de 30 cm; el sol y el aire entraban libremente en aquellas estancias, como en toda vivienda  de los campesinos llaneros; Antonio tocaba el cuatro y cantaba como su padre; también Félix, el hijo menor; éste se fué a vivir a La Unión de Barinas y se llevó consigo a su madre, ya viejecita. Félix, ademas de ser un buen cuatrista y versificador "relancino" , ejercía la profesión de matarife. 
Un día en una parranda que celebraban en un vecindario cercano a La Unión, se presentó montado en un macho negro, tocado con un sombrero de pelo e´guama muy fino, pañuelo blanco de seda ajustado al cuello de la camisa blanca de crea fina, con un aro de oro, pantalón de casimir gris y calzando botas altas de montar, Don Ramón Torrealba Wilches, riquisimo ganadero y para mi concepto, el último centauro que quedaba en los llanos del Guárico, abuelo de Juan Vicente Torrealba. estoy seguro que si Don Ramón hubiese existido en los días que Juan Vicente empezó a tocar arpa, hubiera exclamado con su voz de trueno: "-Buena vaina nos echó el muchacho, se metió a arpero en Caracas!".
Cuando Félix vió a Ramón en su macho negro, le cantó así:
Señor Don Ramón Torrealba
que bien le queda el sombrero
y en ese macho negro
parece Negro Primero
Don Ramón sacó un bolsillo  tejido de hilo de seda rojo, rodó hacia un lado uno de los aros de oro que lo cerraban y sacó una libra esterlina que dejó caer dentro del cuatro del hijo de Juan Rafael Zárate.
El intercambio comercial de los llanos se hacía por los ríos Orinoco, Apure, Portuguesa y Guanare con Inglaterra por la vía de Trinidad, abundaba profusamente esa moneda de oro inglesa con San Jorge luchando con el Dragón y la Reina Victoria radiante de hermosura; con ella pagó la alabanza el rico llanero al cantor popular.

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